mientras tanto, vamos tratando de hacernos conocer. Con señales de tráfico en carretera.
junto a César, del bar-restaurante "La Camba", también de Maraña. Nuestra señal compartirá poste con la suya.

Un día cualquiera primaveral amanece muy temprano. Se nota que los días son largos porque a las 6.30 es casi de día. Aún así las nieblas matinales son frecuentes y es que al estar cerca del embalse de Riaño, los largos brazos de sus brumas nos acechan desde el valle. Pero somos afortunados, apenas entran en Maraña y se quedan a las puertas como quien quiere, pero no se atreve a entrar.
El sol despeja sus dudas y esfuma su presencia con una intensidad que te enfunda la camiseta de manga corta nada más recibir sus primeros rayos. Es primavera. Lorenzo calienta, y mucho. Sin embargo el viento siempre presente y racheado, a veces con ganas desmedidas, te recuerda que el aire frío no se ha marchado del todo y si te toca en la sombra, hay que tener un jersey a mano.
Luz es lo que vemos, aire lo que olemos y color donde pisamos.


Y lo que pisamos apenas lo percibimos porque las hierbas crecen y crecen alimentadas por los rocíos matinales y el calor del día...


Entre las hierbas frescas salen los cardos. Pinchos de todos los colores y tamaños, abusivos e invasivos, sin embargo poco pueden hacer contra las flores...


... que todo lo cubren, salvo donde plantamos lo que en futuro no muy lejano, será un bonito bosque caducifolio.


Cerezos silvestres, serbales, arces, hayas y robles, sobreviven al invierno y sus tapizantes nieves, brotando alegremente en estas fechas, el verde prevalece.


Pero surgen puntos amarillos, violetas, rosas, rojos y blancos ¿cuántos colores hay en el campo?


en el suelo descubriendo los rastros de zorrillos ¿o será de algún gato? Lo que no deja duda es que el Mampodre todo lo domina y mires donde mires, acabas rindiéndote a su encanto.


por el aire llegan otros vientos. Las nubes interrumpen los rayos y las alas de alimoches, buitres, águilas, chovas o cigüeñas no causan los efectos de la famosa mariposa.


Entre toda esa belleza surgen las cabañas, negras y elegantes, coloridas y desbordantes. Abiertas y espectantes, mirando por las campas a sus compañeras de paisaje.


Cubiertas de rincones, con entradas y salidas, ventanas correderas y  terrazas con cristales.


Los esfuerzos producen frutos y recogemos satisfaciones. La imagen que desprenden confirman nuestros ideales.


el monte en la cabaña y la cabaña en la montaña.


No hace falta un jardín inglés ni afrancesado, el mejor tapíz es el silvestre y deslocado.


Como la primavera todo lo altera, llegan nuevos miembros al conjunto...

terneros o jatos, gallos y gallinas que ponen huevos... bueno... ésta tardará un poco en reponerse del susto de verse perseguida por el cachorro humano...


y la cigüeña, intrépida y valiente, que llega con las nieves en San Blas, cobija con cuidado sus polluelos ¡¡dos este año, tendrá que alimentar!!


y como no, en valle ganadero, en pueblo de tradiciones heredables, nacen potrillos ¡qué bellos animales!!

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