Ya nos gustaría en esta entrada ensalzar las maravillas de una primavera soleada, luminosa y plácida, pero el tiempo no nos ha brindado ese placer. Sin embargo, las lluvias, tan necesarias y demandadas durante todo el año, por fin han venido y se han quedado duranto todo el mes de abril. Nos ha recompensado con creces toda esa escasez de agua que llevábamos sufriendo y nuestras plantas padeciendo.


Así pues, no esperéis ver cielos azules, brillos, contrastes y multitud de colores. Lo que os enseñamos es la otra cara, que la publicidad esconde, que ofrece la montaña cuando el tiempo no es de postal.


Sin embargo gracias a toda la lluvia que ha caído durante estos días nos ha facilitado la tarea de plantar estacas ¿estacas? Sí, hemos balizado todos los senderos entre cabañas y aparcamientos. De esta manera los accesos se aclaran y se evitan confusiones de ir por un camino ajeno a tu cabaña.


Para completar también nos hemos liado con viejas traviesas de vía de ferrocarril para delimitar los senderos. Con ello conseguimos separar la vegetación desbordante y los caminos de piedras. Algo que os confesamos es una batalla interminable, porque las hierbas crecen hasta en las rocas!!! La invasión es continua.


Las piedras irán dejando protagonismo a las vigas, siendo el trabajo prácticamente el mismo. Cavar una zanja, retirar la tierra arcillosa, que si está húmeda es puro barro, colocar la viga, presentarla y fijarla, echar arena y por último extender la caliza final.




Esperemos que todo este trabajo dé sus frutos o por lo menos facilite la tarea del mantenimiento de los caminos.


Cuando terminemos estos caminos nos liaremos con otras mejoras.






Mientras tanto disfrutaremos, eso sí, de las flores y nuevos colores que nos trae la primavera.